Al mal tiempo... rico zumo de naranja

Si ha encendido la televisión últimamente, tal vez se haya topado con algún anuncio de zumo de naranja . Como seguro sabrá desde hace años, éste le habrá recordado que el consumo de este cítrico, rico en vitamina C, ayuda a mantener el sistema inmunológico en forma. O lo que es lo mismo, ayudar de alguna manera a frenar las agresiones externas típicas del invierno, tales como los resfriados o las gripes... nuevas o antiguas.

Ese deseo no pasa inadvertido en ninguna parte y se refleja muy bien en los mercados financieros. El futuro sobre el zumo de naranja , que comenzó a repuntar la primavera pasada cuando comenzaron los primeros casos de la nueva gripe (al principio se la llamaba gripe porcina), se disparó luego en verano y sigue subiendo en este momento. Este alza se apoya en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y también en la oleada de frío, que es otra excusa para que el consumo de los derivados de cítricos no decaiga.

Esta misma semana, el organismo defendía que no se había exagerado sobre la pandemia, después de que algunas voces lo hubieran insinuado. En mercado, por el momento, el precio de este derivado no se resiente, aunque todavía cotiza bastante lejos de sus máximos, marcados a comienzos de 2007.

La cotización 'porcina'

Otra cosa es la cotización de las tripas de cerdo. Este producto se vio fuertemente dañado cuando se insinuó que la nueva cepa de gripe, la H1N1, provenía del cerdo. Esta sospecha provocó que el precio de desplomara. En mayo, cayó a mínimos anuales, pero una vez que se desmintió la implicación de los porcinos, este derivado se recuperó con fuerza. Desde ese punto se ha anotado casi un 130% y cotiza actualmente a los mismos niveles que hace 12 meses.

Los inversores que deseen aprovechar los movimientos tanto del zumo de naranja como de las tripas de cerdo pueden hacerlo a través de productos como los contratos por diferencias (CFD). Los ofrecen algunas de las firmas que operan en nuestro país y, además, en una doble gama. El contrato normal y el mini, que requiere menor importe de garantías y también es menos arriesgado, puesto que el capital que se pone en riesgo en la operación es menor.

En cualquiera de ellos, sin embargo, se deben tener en cuenta las fechas de vencimiento (la próxima, en marzo) porque se crean sobre futuros y éstos tienen fecha de caducidad.